Las compañías energéticas están recurriendo a lagos, lagunas y canales como bases para la construcción de paneles solares. De momento, este tipo de estructuras han sido anunciadas en países como Reino Unido, Australia, India e Italia.
La mayor de estas plantas va a ser construida en el embalse de Yamakura, en Japón. Según el proyecto, cubrirá 180 000 metros cuadrados, contendrá 50 000 paneles solares fotovoltaicos y proporcionará electricidad a 5000 hogares.
Este proyecto es el resultado de la colaboración entre Kyocera (fabricante de productos electrónicos con sede en Tokio), Ciel et Terre (empresa francesa que diseña, financia y fabrica instalaciones fotovoltaicas) y Century Tokyo Leasing Corporation.
Pero ¿por qué construir paneles solares flotantes en lugar de hacerlo en tierra firme? La respuesta es sencilla: de este modo, se dejan libres los terrenos para la agricultura y otras actividades. Sin embargo, frente a esta ventaja también hay retos difíciles de superar.
En primer lugar, toda la equipación debe ser resistente al agua, incluidos los propios paneles y el cableado y, por otra parte, hay que tener en cuenta la normativa sobre calidad del agua, especialmente cuando la estructura comienza a desgastarse.
«Esa es una de las razones por las que elegimos las plataformas flotantes de Ciel et Terre, que son 100 % reciclables y están fabricadas con polietileno de alta densidad que resiste los rayos ultravioletas y la corrosión», señala Ichiro Ikeda, responsable del departamento de marketing de energía solar de Kyocera.
Otro obstáculo para la instalación en Japón es la omnipresente amenaza de desastres naturales en el país, como tifones, terremotos y maremotos. Para asegurar que las plataformas resisten las inclemencias de la Madre Naturaleza, el equipo de investigación y desarrollo de Ciel et Terre ofrece su sistema patentado Hydrelio, que resiste vientos de hasta casi 190 kilómetros por hora.
Los fabricantes de estos paneles solares esperan que la nueva práctica sustituya otras fuentes de energía más polémicas. Por otra parte, estando nuestro planeta formado por tres cuartas partes de océanos, cabría pensar que hay posibilidades infinitas en este campo; sin embargo, los expertos advierten de que la instalación de estos paneles en el mar plantearía nuevos retos. No solo habría que tener en cuenta nuevos factores como las olas o los cambios del nivel del mar, sino que además los costes son mucho más elevados si se construyen en alta mar, además de que parece más lógico producir electricidad más cerca de donde va a ser utilizada.
De momento, las compañías tratan de construir plataformas flotantes en espacios limitados, donde su instalación sea más barata que en tierra firme y, sobre todo, sean más eficientes.